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sábado, 26 de noviembre de 2016

A los 90 años murió, Fidel Castro Ruz.

El último Rebelde

Líder de la revolución Cubana y uno de los símbolos del siglo XX.
Representó la lucha por  la libertad, para los pueblos del mundo, contra el opresor, de cualquier tenor, que la impidiera.

Aún, durante su vida, que cubrió gran parte del convulsionado siglo XX, (13/08/1926-25/11/2016) Ingresó en los umbrales de este nuevo siglo, ya anciano y enfermo, de gran lucidez;  fue, mal que les pese a sus detractores u opositores, una figura emblemática, tan contradictoria, como extraordinaria; admirado, vilipendiado, denostado, fue, indiscutiblemente un símbolo de las luchas populares guerrilleras que jalonaron el siglo.

Junto a su hermano Raúl Castro; Camilo Cienfuegos, Ernesto “Che” Guevara, y otros embarcaron en el mítico “Granma” para combatir en terreno de su patria a Fulgencio Batista.
Esta acción lo catapultó para representar en el ideario colectivo un ejemplo a otros pueblos en la misma o similar situación.
Como él mismo expresó: "Una revolución no es un lecho de rosas. Una revolución es una lucha a muerte entre el futuro y el pasado". 1959.
Su barba, convertida en arquetípica impronta de los revolucionarios del globo,  representaba para su pueblo, según él mismo manifestara: "Mi barba significa muchas cosas para mi país. Cuando hayamos cumplido nuestra promesa de un buen gobierno, me afeitaré la barba". Durante una entrevista con la cadena estadounidense CBS pocos días después del triunfo de la revolución en 1959.
Coherente y consecuente ante sus propias palabras, nunca se afeitó, ya que dudaba permanentemente de la tarea emprendida, de los logros de la revolución, que instaba a mejorar cada día; renunció, por su precaria salud, a hacerse cargo de la presidencia del Estado Cubano; privilegio que recayó en la figura de su hermano menor, compañero de lucha y actual presidente de Cuba.

Por sus firmes convicciones, su lucha y guía ante otros y por lo que represento en el transcurso del siglo, lo despido como a él le agradaba: Adiós Comandante, Hasta la Victoria, ¡Siempre!

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