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jueves, 31 de agosto de 2017

El Discurso

El Discurso

Este es un conjunto de expresiones que un individuo esgrime como fundamento para respaldar sus acciones intentando convencer a las partes de su verdad.
Hay en  dialéctica varios tipos de discursos; a nosotros, para éste caso, nos interesa uno el tipificado como: “Discurso Cómodo”.

Que significa, o queremos decir, cuando esgrimimos un discurso cómodo, simplemente que como decía la abuela: “… Queremos quedar bien, con Dios y el Diablo”; en el caso que hoy me ocupa quiero entender el porqué del uso de este tipo de mensaje utilizado en la causa indígena por el sistema y los “Indigenistas” de turno.
Herederos y discípulos del Instituto Indigenista Interamericano, (III) con Quintanilla a la cabeza; organismo gubernamental, con sede en México,DC que representó en las últimas décadas del siglo XX la articulación Indigenista en América Latina.
Hoy la sociedad, el “Gran Público”, se halla extremadamente sensibilizado por los abusos de poder y violación de los derechos humanos que se ha visto llevado  soportar, sin poder dar razón de ello; como ya explique, en reiteradas notas y oportunidades, durante las décadas de los ochenta y parte de los noventa se abrió una concientización social sobre el tema indígena que lo instaló en la agenda social y político, como no lo había estado nunca.
La aparición en el ejercicio de las luchas de poder de un nuevo elemento el “Indianismo” aportado por los propios indígenas, filosofía y mecánica, que se contraponía, desde las bases mismas de la indianidad al sistema hegemónico y sus voceros indigenistas, Marcó un rumbo irreversible.
La única forma de combatirlo fue intensificando el discurso para que el gran público no escuchara otras voces que las del indigenismo.
Ya sabemos lo que representan la propaganda, la repetición, el machacar y machacar sobre un escucha desprevenido que no llega nunca a entender los finos entretelones de la gran charada que nos dejan conocer.
Si usted es un profesional y quiere estar en la carrera, en el juego, debe hablar ese lenguaje difundir ese discurso, no hacerlo significa estar fuera del sistema, no ir con la corriente.
El “Discurso Cómodo” que se ha puesto de moda, es el que yo tenía cuando empecé en los comienzos de los años sesenta, en esto de entender, desde adentro, desde las bases, la causa india; un discurso que me servía a mí entonces pero que en ese aprendizaje constante trastoqué posteriormente en un Indianismo militante.
Un discurso que estudios viejos, Argentinos y Chilenos, ya han contradicho por inexacto, pero conveniente para los voceros y la causa indigenista.
Cómodo, porque no se contradice con el sentir social que prima hoy en el “Gran Público” en defensa de los derechos indígenas.
Cómodo porque a los indígenas les otorga un supuesto marco defensivo que a la hora de hacerlo valer se topa con el derecho romano que rige las vidas de nuestros países autónomos e independientes.
Esto lo supo Eulogio Frites en la defensa de su causa desde adentro del sistema, sabía que Dios Atendía en Buenos Aires y su oficina estaba en tribunales; por eso quiso ser abogado y lo fue de los buenos.
Este Discurso Cómodo, funcional a ambas partes, debe ser desarticulado y desenmascarado ya que no es indianista.
Veamos la diferencia:
a)-. El antiguo “Indigenismo” con el que nos formaron a todos nosotros es una metodología surgida desde los estados nación, como una herramienta de las ciencias sociales para estudiar, comprender e interactuar con el Otro, desde lo social, cultural y político; la Antropología se sirvió de estas premisas del indigenismo para estudiar al otro y dominarlo; al decir de Ángel Palerm (UAM) una “Herramienta barata de dominación” en manos de los opresores, el sistema.
b)-. El Indianismo surgido como una alternativa de cambio, con el reverdecer de la causa Indianista en Sudamérica 1980, después del Congreso de Ollantaytambo, Perú/CISA y de la apertura Democrática en nuestro país 1983.
Por esos años, 1986, se realiza en Cosquín, Córdoba; organizado y convocado por las organizaciones indígenas intermedias AIRA,CISA, CMPI el “ II Seminario de Filosofía, Ideología y política de la indianidad”
Esta iniciativa, sumada al logro de la Ley 23.302, recientemente promulgada,1985;  la reforma de la constitución, 1994, lograda en Paraná, permitió vislumbrar una políticas surgida desde los indígenas para los indígenas, que en definitiva es aquello que significa el Indianismo.
Por supuesto para vencer esta Utopía metodológica, ya que los aborígenes muy de ves en ves llegan a los escaños parlamentarios, se tienen que valer de otras voces, no siempre consustanciadas, seria y honestamente,  con la causa.
Pero valía la pena luchar y proseguir adelante.
Hoy es más sencillo y cómodo, postular que los mapuche son de uno y otro lado de la Cordillera, como lo hace la Dra. Diana Lenton, pour la gallerie sin especificar un sistema de acotamiento temporal, ya que esta apreciación expresada así habilita a los mapuche para que les sea reconocida en nuestro país su derecho ancestral.
Desconoce las luchas Ranquelinas contra los mapuche chilenos, realistas que luchaban contra la independencia, como lo demuestran los acuerdos de Rondeau con el lonko Carripilum y sus seguidores para parar la acción de los Mapuche.
Como decía ciertamente Ángel Palerm “… Si tan asiduamente debemos recurrir a la historia, para comprender nuestros actos de hoy, es que no hemos sabido resolver el problema y aún forma parte de nuestro presente”.
Mi amigo, Martín Migueles me envió el extensísimo CV: de la Dra. Lenton del que sólo puedo expresar admiración y respeto; esta circunstancia, que valoro no la exime de ser, operativamente funcional al sistema que explico más arriba y que Palerm describe en su frase famosa.

El tiempo dirá para que lado se inclina la balanza; ya que se inclinará.

martes, 29 de agosto de 2017

Aborígenes


 La verdad, por pequeña que sea, siempre será la verdad.

La reivindicación y derechos sobre la tierra de los aborígenes, reclamada desde el proceso de sistemática usurpación, a partir de 1492, no puede ser negada , como tampoco justificada.
En el siglo XX y en el transcurso del XXI los reclamos se sucedieron cada vez con mayor contundencia pública, a partir del advenimiento democrático en 1983, una mayor apertura hacia los derechos civiles y humanos y por lo tanto mayor conciencia social sobre la temática.
Este reclamo globalizado tipificado por la solución-acuerdo practicado y logrado por los Estados Unidos de América para con sus pueblos aborígenes: (http://crisolplural.com/2010/11/15/solucion-final-al-problema-de-los-indios-en-usa/)  acicateó el interés por hallar una solución, o por lo menos reclamarla, a los otros Estados Nación involucrados.
Este genuino reclamo puso en marcha, o quizás podemos decir que: “Aportó”, sin proponérselo, un nuevo ingrediente, que resultaría maleable para incorporarse a los intereses, políticos no indígenas, sobre la región del Cono Sur.
Hoy cuando se trata de clarificar la problemática colocando a sus integrantes en su justo lugar, aportar datos técnicos y científicos que respalden esos propuestas; esos mismos intereses, que ven peligrar los suyos, manejan los medios de información para hacer creer a la sociedad desprevenida, que sólo se trata de “Minimizar los justos derechos indígenas” motivo por el cual la sociedad en su conjunto reacciona y rechaza la propuesta o victimiza al portavoz de la misma.
En particular esto ocurre en un viejo conflicto geográfico entre dos países de dicha región Argentina y Chile, de larga trayectoria en litigios limítrofes.
El tema de los aborígenes Mapuche, focalizado en su país de origen, Chile; se proyectó, con esto se lograron los objetivos que llevaron a los Lonko, en 1860 a ceder, por conveniencia estratégica, ante la propuesta del aventurero Francés Antoine de Tounens de crear un Reino de Araucanía y Patagonia con sede en Francia, esto proyectaría internacionalmente sus reclamos.
El tema quedó en lo anecdótico, curioso y en la memoria colectiva, hasta 1978 que se crea en la ciudad portaría de Bristol, Inglaterra, la MIL una comisión de lucha internacional por el pueblo Mapuche.
A las puertas de un enfrentamiento bélico por el territorio usurpado de las Islas Malvinas la creación de una comisión que defendiera los derechos genuinos de los aborígenes, en este caso Mapuche de indiscutida nacionalidad trasandina; pero que podía discutirse y utilizar esto como: “Duda Razonable” en un posible litigio.
Utilizar esas “Banderas” fue afín a intereses de la corona inglesa en la región; se había cumplido el motivo por el cual, los lonkos, en 1860 dieran vía libre al aventurero francés para crear esta charada.
A los fines de la década de los ochenta el Príncipe heredero de la corona de Araucanía y Patagonia, también denominada “Nueva Francia”, el Príncipe Felipe, (Fallecido en 2010), se llegó a reconocer sus dominios y a confraternizar con sus Súbitos; se vivió por entonces un contraste, como sucede siempre cuando se mezclan intereses espurios,  entre la aceptación genuflexa, de algunos, y el repudio de otros.
Hoy lo que ningún antropólogo, historiador o genetista discute es que los Mapuche son de origen territorial Chileno; hasta donde se nos está permitido históricamente retrotraernos en la aplicación y los estudios del derecho internacional.
En la causa del Cono Sur debemos, como está establecido por nuestra constitución, acción a la que contribuí junto a Rogelio Guanuco, Eulogio Frites y otros luchadores de entonces, 1994 a modificar el Art.15 de la constitución presionando, asesorando a los Sres. Constituyentes en la ciudad de Paraná para lograr que se incorporara en el texto actualizado la Preexistencia de los pueblos indígenas.
Esto significa que el estado reconoce que al momento de la creación de nación Independiente, Argentina reconoce que en el territorio que sus fronteras políticas hacen propio, al momento de conformada dicha independencia, había en ella aborígenes.
Esto no significa, reconocer a todos los aborígenes del área o la región, solamente los asentados, a ese momento, (9 de julio de 1816) definitivamente en su suelo.
Y no basta, hoy con declamarlo, también debemos certificarlo, adquiriendo nuestra ciudadanía.